Una vez listo el recipiente con los huevos lo introduciremos en una incubadora con los parámetros de calor, húmedad y tiempo correspondientes a la especie que estemos criando.
Como los huevos no estan totalmente enterrados podremos ir haciendo un seguimiento de lo que sucede en su interior. Podemos enfocar con una pequeña linterna cerca del cascarón y comprobar si existen pequeños vasos sanguíneos que nos indiquen que todo el proceso embrionario se está llevando con éxito.
En la segunda mitad del período de incubación podemos volver a pesar el huevo y ver si han aumentado de peso. Si el proceso de incubación es correcto habrán ganado algo de peso (esto variará según las especies).
Al tener un fácil acceso a los huevos podremos comprobar si cual es su estado. Si vemos que se aplastan o arrugan es por falta de húmedad. Si vemos que aparecen moho u hongos en el cascarón será sintoma de un exceso de húmedad en el ambiente. En estos casos eliminaremos los huevos afectados y corregiremos este parámetro. Los huevos maltrechos pueden diferenciarse claramente de los sanos como se aprecia en la imagen.
Algunos huevos simplemente se perderán por la muerte repentina del embrión, cosa que tambien nos delatará el cascarón, que se volverá húmedo, viscoso y amarillento.
La señal ínequivoca de que el proceso ha sido un éxito será la eclosión dentro de los plazos previstos para cada especie. Si por el contrario vemos que ha pasado el tiempo reglamentario y no se ha producido el nacimiento de las crías, dejaremos un margen de tolerancia. Si aun así no se produce la eclosión entenderemos que el proceso falló.
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